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viernes, 9 de mayo de 2014

SALUDABLE... MENTE

La capacidad de generación y degeneración, es propia de la actividad mental. Nuestra mente puede crear un estado general de existencia, que afecte en todos los aspectos de la vida. 
Los estímulos exteriores son interpretados por nuestro cerebro, según  códigos preexistentes. Estos códigos se generan a lo largo de la vida, a partir de las vivencias. Cada circunstancia que hemos atravesado. dejó impresa una cicatriz, una impronta que se acopla a otras, de semejante impacto.
De alguna manera, vamos forjando nuestra forma de sentir e interactuar con el mundo. Mucho tiene que ver nuestro entorno y los diferentes paradigmas que asimilamos desde la niñez. Sin embargo, al hacernos conscientes, podemos trabajar en estos códigos, modificando y mejorando la semblanza de nuestro carácter emocional.




Cada vez que debemos interpretar, lo hacemos de acuerdo con los parámetros antiguos, ya establecidos. Por eso, muchas veces nuestras respuestas son desproporcionadas, o resultan incongruentes a la vista de los demás. No respondemos al presente con presente, sino con nuestro pasado. Asociamos con los miedos, las angustias, los resentimientos, aunque también podemos asociar con las alegrías y satisfacciones del ayer.
Por otra parte, debemos tener en claro que en nuestro interior, somos una unidad, por lo que no habrá una parte de nosotros que no resulte afectada, cuando utilizamos viejos paradigmas para comprender las vivencias de cada día.
Nuestras emociones, estimuladas por el cerebro, a través de la química de neuro transmisión, comunicarán al cuerpo físico los datos, ya procesados. Por esto, el miedo, la ira, la angustia, y cada emoción que forma parte de nuestro código emocional, se transcribirá textualmente en los órganos que corresponda.




Es nuestra elección cómo vivir nuestras experiencias, el mundo exterior seguirá emitiendo señales, y también estímulos, nosotros elegiremos qué hacer con ellos en nuestro interior. Podemos permitir que nos enfermen, nos paralicen, nos impidan proyectarnos hacia el futuro. O podemos discernir con qué quedarnos de lo que nos llega y de qué manera lo integraremos en nuestras vidas. 
Liberarnos de los viejos paradigmas que nos dicen, por ejemplo, que no podremos lograr nuestros sueños, que no somos capaces de sentirnos en paz, etc. Este puede transformarse en el objetivo fundamental, para iniciar un camino innovador, estableciendo nuestras propias reglas, metas y jugando con los límites hasta perderlos de vista.
Es escribir nuestro propio cuento, y vivirlo a nuestra manera, inventar un buen final, allá lejos... un final pleno de vivencias, aprendizajes y madurez.
Dejemos de luchar contra la realidad, porque ella no es nuestra enemiga, simplemente necesitamos verla de manera diferente y desentrañar sus señales, para comprenderla y formar parte de ella sin dolor ni pesar.
Generemos nuevas ideas, nuevas ilusiones, limpias, libres de emociones del pasado, para construír nuestra nueva morada.

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