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miércoles, 14 de mayo de 2014

Alcalinidad y salud



                        
El término acidez, es relacionado popularmente con el ardor estomacal y el reflujo ácido, las personas toman un antiácido y no le prestan mayor atención, a menos que se transforme en úlcera. Sin embargo su verdadero significado tiene una importancia fundamental en la comprensión de la mayoría de las enfermedades, ya que se refiere a la acidificación orgánica. En los últimos años, la medicina tradicional occidental, ha prestado su atención a ciertos preceptos básicos de la medicina oriental.




La acidez se contrapone a la alcalinidad, y ambos son conceptos que definen la manera en que el organismo reacciona ante los elementos que debe asimilar, especialmente, los líquidos. El grado de acidez y alcalinidad se mide por el potencial de hidrógeno (PH), en una escala del 0 al 14, siendo el valor neutro, el 7. Ambos deben complementarse y equilibrarse, siendo representados en la medicina china como el yin (ácido) y el yang (alcalino), dos elementos que buscan constantemente el equilibrio y que se necesitan mutuamente.
Nuestras células precisan generar reacciones, que les permiten alimentarse, eliminar toxinas y residuos y regenerarse, esto se realiza a través de la circulación de la sangre, donde se produce un proceso de combustión, que permite liberar a las células de las substancias tóxicas resultantes de la asimilación de los nutrientes. Los residuos son ácidos y se evacuan por hígado, riñones, pulmones y piel.
El nivel de alcalinidad debe ser ligeramente predominante,(7,35 a 7,45), si el equilibrio se rompe, la sangre no puede eliminar los residuos correctamente y tampoco almacenar el vital oxígeno. Cuando las células no encuentran suficiente aporte de oxígeno, comienzan a proliferar los hongos y bacterias, los que forman una capa alrededor de la célula, impidiéndole cada vez más recibir su aporte de nutrientes y de oxígeno y aumentando la cantidad de residuos en su interior.
                                

El espacio que se encuentra entre las células, sirve para que circulen las toxinas que serán evacuadas y los nutrientes que debe asimilar, cuando este espacio está limpio y saludable, la bioelectricidad estimula esta circulación.

Qué ocurre cuando aumenta la acidosis?

La biointeligencia de nuestro organismo, trabaja siempre en la recuperación del balance perdido, si el PH es excesivamente ácido puede conducir incluso a la muerte, el cuerpo tiene un sistema de autopreservación por el cual, recurre a las substancias alcalinas que ya forman parte del cuerpo, la mayoría de las cuales, se encuentran en la estructura ósea.
En un proceso increíblemente osado, el organismo retira células de calcio y magnesio, especialmente, y las traslada al flujo sanguíneo, para aumentar la perdida alcalinidad. Este es el principio de la descalcificación y desmineralización, que produce fisuras dentales, y fragilidad general ósea, además de capilar, y lesiones variadas en la piel, anemia, problemas digestivos, debilidad, fibromialgia y más.
Esto determina la pérdida de la densidad ósea. La creencia popular es que a determinada edad, simplemente se comienza a perder masa ósea, que inevitablemente aparecerá la osteoporosis, artritis y demás enfermedades de este tipo.
La madurez y vejez no implican pérdida ósea, lo que ocurre en realidad es que se han estado utilizando las reservas alcalinas durante muchos años, al principio no se nota el resultado, pero luego, la fragilidad y rigidez se hacen notar.
Si nos ocupamos de mantener una dieta alcalina, y reducir la gran cantidad de alimentos ácidos que consumimos, probablemente nuestro organismo no se encuentre en la disyuntiva de preservar la vida o los huesos, y podríamos así conservarlos muy saludables hasta la vejez.

Alimentación urbana y consumo

  • Según los últimos estudios, un 85% de los alimentos que consumimos deben ser alcalinos, y una gran parte, crudos, mientras sólo el 15% de alimentos ácidos, es suficiente para establecer un excelente equilibrio.Por ejemplo, se determinó que las verduras silvestres poseen mayor alcalinidad en sales, que las de cultivo, probablemente debido a los herbicidas y abonos químicos.
  • Los alimentos que afuera del cuerpo se consideran ácidos, como el limón y la miel, por ejemplo, incorporados al organismo, producen una reacción alcalina.
  • Son acidificantes, los alimentos ricos en azufre, fósforo y cloro, y alcalinizantes los que proveen calcio, magnesio y potasio.
  • Algunos  cereales generan residuos ácidos, especialmente el maíz y el trigo, mientras otros, como el mijo, la cebada, la quínoa, el arroz integral, son alcalinos.
  • Entre las legumbres y semillas, las más alcalinas son las almendras, los porotos blancos, aduki y porotos negros.
  • Los lácteos y todos sus derivados, se someten a procesos que los hacen altamente acidificantes.
  • Muchos elementos alcalinos se pierden en el agua de la cocción, y así, las verduras muy cocidas, se vuelven ácidas. Por esto se recomienda la cocción al vapor, evitando que las verduras entren en contacto con el agua.
  • Lamentablemente nuestra cultura de consumo, nos insta a consumir alimentos y bebidas altamente acidificantes, tales como los fritos y precocidos, las bebidas gaseosas azucaradas, los panificados dulces refinados. El efecto a través del tiempo, es realmente pernicioso y desata la gran mayoría, por no decir todas las enfermedades que conocemos.

Existen ácidos buenos y malos

  • Los ácidos frutales como el málico, el cítrico, el tartárico y el fumárico entre otros, son beneficiosos, ya que al combinarse con los minerales orgánicos, producen sales, carbonatos y citratos, que fluidifican y alcalinizan la sangre, oxigenándola.
  • En cambio los siguientes ácidos no son beneficiosos: oxálico (acelga, espinaca, cacao y remolacha), benzoico (ciruelas), tánico (café, té negro, vino tinto, frutas verdes) y determinan la aprición de gota, problemas renales reumatismo y otras enfermedades, por lo que hay que limitar su consumo en esos casos.
  • Más nocivo aún es el coctel de ácidos de las gaseosas, ácido acético, ácido fosfórico y ácido carbónico. Como también los ácidos presentes en lácteos, carnes y embutidos (láctico, útico, nítrico, butírico y sulfúrico). las carnes, necesitan consumir bases para ser digeridas y metabolizadas, o sea que desgastan nuestra reserva alcalina, además de acumular desechos ácidos difíciles de eliminar, tales como el ácido úrico, que se acumula en el tejido conjuntivo.
  • Una alimentación de baja alcalinidad, aumenta la cantidad de residuos tóxicos que no pueden eliminarse, incluso una dieta vegetariana puede estar mal balanceada si excede en el consumo de huevos, quesos, cereales refinados, café, té, chocolate, azúcar refinado, gaseosas, legumbres y oleaginosas.
  • Otros ácidos perjudiciales son: nicotínico del tabaco, acetilsalicílico de los analgésicos, clorhídrico producido por el estrés, los residuos incorporados por smog y contaminación, ácidos en preservantes, colorantes y saborizantes.

                                           
Actitudes ácidas

No solo la alimentación puede acidificar el organismo, también la manera de enfrentar las vivencias cotidianas determina un aumento en la acidez y alteración del PH. Al aumentar la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la respiración, producimos todo un efecto general de acidificación, tal como antes dijimos, aumenta la acidificación con el ácido clorhídrico.
El sedentarismo propio de la vida urbana, impide un buen proceso de oxigenación, la tensión exprime el oxígeno de las células, básicamente las asfixia. 


Nota. espero que les haya gustado, que compartan con sus amigos. Próximamente incluiremos una dieta alcalina y consejos sobre este importante tema de salud.

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