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sábado, 24 de mayo de 2014

La ira es un hábito que intoxica el hígado






 La ira es un hábito tóxico

La conexión entre la mente y la emoción, podría explicarse a través del carácter interpretativo que se establece como hábito. Nuestra mente interpreta la realidad, asociando con vivencias anteriores, que le permiten identificar y reconocer ciertas circunstancias. La manera en que decidimos consciente o inconscientemente, decodificar el mundo que nos rodea, se establece como hábito, es lo que llamamos personalidad o carácter.
Cuando una persona se enfurece fácilmente, decimos que tiene mal carácter. Recorrer una y otra vez el camino entre interpretación e ira, genera un patrón de conducta. El problema es que esto no se queda allí, cuando se produce la emoción, ésta desata una serie de eventos químicos determinados, los que se dirigen específicamente al hígado-
                                       

  Analfabetismo emocional

La ira es la emoción más popular en estos días, en que el mundo que creamos, parece arrasarnos cotidianamente, cuando, en realidad, somos nosotros quienes chocamos con él. La ira es la emoción de la impotencia, el sentimiento de no poder controlar lo que nos rodea, los celos y la envidia, la frustración, que  generan un estado de enojo permanente, pudiendo volverse crónico si no se controla, canaliza y remedia. Es una emoción relacionada con el calor, el temperamento caliente, el mismo que enrojece el rostro y también el hígado, que por ser un órgano sanguíneo, regulador, tiene tendencia a los recalentamientos y por ende a procesos inflamatorios que pueden originar una hepatitis, una afección articular y otras enfermedades generadas por el exceso de acidez en el PH sanguíneo.
La  cólera es propia de quienes no pueden expresarse con calma, generalmente inseguros, impetuosos, irreflexivos. Bien canalizada, esta emoción se transforma en valentía, o nobleza que obliga a defender las causas justas. 
Se puede distinguir al nervioso, que es quien no puede exteriorizar inmediatamente el enojo y al furioso, que se expresa con insultos, golpes, gritos, etc. El primero reprime y concentra el calor en su interior, una emoción radicalmente destructiva. El segundo permite que se descontrole todo su organismo al elevar su presión y estallar explosivamente como un volcán, en cada ocasión. Ambos casos reflejan lo que los psicólogos denominan “analfabetismo emocional”, que es la incapacidad de expresar racional y reflexivamente lo que se siente.                                         
Recordemos que el pensamiento desata la emoción y luego se refleja en el órgano, por lo tanto el primer trabajo de control se debe realizar sobre la forma de pensar, interpretar, interactuar y gestionar la vida.     
                             

Soluciones para el control de la ira

 

La ira es una emoción acidificante, caliente y por ello acelera el envejecimiento de las células, especialmente, las del hígado, modificando la química de todo el organismo. La mejor manera de revertir este proceso autodestructivo es alcalinizando, o sea: nutriendo, enfriando y oxigenando los órganos y el sistema en general.


   Respira: aprender a respirar es fundamental para desintoxicar las células, calmar el sistema nervioso, relajar los músculos, permitiéndoles mayor oxigenación a ellos y a los órganos internos. Realiza inspiraciones amplias, que expandan tu abdomen suavemente, y al expirar, relaja cada lugar que sientas tenso, uno a la vez. Puedes comenzar por relajar los pies, esto es muy útil para llevar la atención de la mente lejos del cerebro, regulando así la presión arterial.
Al respirar conscientemente, tú te ocuparás de su cuerpo, dejando de lado todos los temas que te ponen en conflicto. Además, estimularás la correcta nutrición celular permitiendo el proceso de regeneración.
Al principio,realiza este ejercicio, al menos 2 minutos, varias veces al día, cada vez que puedas recordarlo. Así abrirás una puerta para que tu mente y su organismo reconozcan ese momento en que pueden relajarse y oxigenarse. Esta será la semilla que dará lugar a este saludable hábito.
Si lo deseas, como complemento, practica disciplinas terapéuticas como yoga,  taichichuan y  chikung.
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     Alimentación: para ayudar en este profundo cambio de hábitos y salir del círculo vicioso de la ira, consume alimentos alcalinos: frutas, verduras, si eres carnívoro, menos carnes rojas y más carnes blancas, frutos secos, panificados integrales, sin azúcares, cafeína, alcohol, etc., o sea una dieta menos ácida. Recuerda que lo ácido se lleva muy bien con la ira. Puedes informarte sobre dieta alcalina en este mismo blog.



Un pomelo exprimido cada mañana, es una excelente opción alcalina

                 
     Recupera tu sonrisa: una hermosa costumbre, sanadora y gratificante es sonreír a menudo, porque aumenta  la producción de endorfinas, mejorando la asimilación de los estímulos externos. La sonrisa desintoxica, regula la presión arterial, estimula el pensamiento positivo y además relaja el ambiente que nos rodea, reduciendo las tensiones y el malhumor. Las personas más inteligentes son quienes tienen la capacidad de reírse de sí mismos.



Aprende a reirte de tus defectos y tonterías


















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