La
ira es un hábito tóxico
La conexión entre la
mente y la emoción, podría explicarse a través del carácter interpretativo
que se establece como hábito. Nuestra mente interpreta la realidad, asociando
con vivencias anteriores, que le permiten identificar y reconocer ciertas
circunstancias. La manera en que decidimos consciente o inconscientemente,
decodificar el mundo que nos rodea, se establece como hábito, es lo que llamamos
personalidad o carácter.
Cuando una persona se enfurece fácilmente, decimos que tiene
mal carácter. Recorrer una y otra vez el camino entre interpretación e ira,
genera un patrón de conducta. El problema es que esto no se queda allí, cuando
se produce la emoción, ésta desata una serie de eventos químicos determinados,
los que se dirigen específicamente al hígado-
Analfabetismo
emocional
La ira es la emoción más popular en estos días, en que el
mundo que creamos, parece arrasarnos cotidianamente, cuando, en realidad, somos
nosotros quienes chocamos con él. La ira es la emoción de la impotencia, el sentimiento
de no poder controlar lo que nos rodea, los celos y la envidia, la frustración,
que generan un estado de enojo
permanente, pudiendo volverse crónico si no se controla, canaliza y remedia. Es
una emoción relacionada con el calor, el temperamento caliente, el mismo que
enrojece el rostro y también el hígado, que por ser un órgano sanguíneo,
regulador, tiene tendencia a los recalentamientos y por ende a procesos
inflamatorios que pueden originar una hepatitis, una afección articular y otras
enfermedades generadas por el exceso de acidez en el PH sanguíneo.
La cólera es propia
de quienes no pueden expresarse con calma, generalmente inseguros, impetuosos,
irreflexivos. Bien canalizada, esta emoción se transforma en valentía, o
nobleza que obliga a defender las causas justas.
Se puede distinguir al nervioso, que es quien no puede
exteriorizar inmediatamente el enojo y al furioso, que se expresa con insultos,
golpes, gritos, etc. El primero reprime y concentra el calor en su interior,
una emoción radicalmente destructiva. El segundo permite que se descontrole
todo su organismo al elevar su presión y estallar explosivamente como un
volcán, en cada ocasión. Ambos casos reflejan lo que los psicólogos denominan “analfabetismo emocional”, que es la
incapacidad de expresar racional y reflexivamente lo que se siente.
Recordemos que el pensamiento desata la emoción y luego se
refleja en el órgano, por lo tanto el primer trabajo de control se debe realizar
sobre la forma de pensar, interpretar, interactuar y gestionar la vida.
Soluciones para el control de la ira
La ira es una emoción acidificante, caliente y por ello
acelera el envejecimiento de las células, especialmente, las del hígado,
modificando la química de todo el organismo. La mejor manera de revertir este
proceso autodestructivo es alcalinizando, o sea: nutriendo, enfriando y oxigenando
los órganos y el sistema en general.
Respira: aprender a respirar es fundamental para
desintoxicar las células, calmar el sistema nervioso, relajar los músculos, permitiéndoles
mayor oxigenación a ellos y a los órganos internos. Realiza inspiraciones
amplias, que expandan tu abdomen suavemente, y al expirar, relaja cada lugar
que sientas tenso, uno a la vez. Puedes comenzar por relajar los pies, esto
es muy útil para llevar la atención de la mente lejos del cerebro, regulando
así la presión arterial.
Al respirar conscientemente, tú te ocuparás de su cuerpo, dejando de lado todos los temas que te ponen en
conflicto. Además, estimularás la correcta nutrición celular permitiendo el
proceso de regeneración.
Al principio,realiza este ejercicio, al menos
2 minutos, varias veces al día, cada vez que puedas recordarlo. Así abrirás una
puerta para que tu mente y su organismo reconozcan ese momento en que pueden
relajarse y oxigenarse. Esta será la semilla que dará lugar a este saludable
hábito.
Si lo deseas, como complemento, practica disciplinas terapéuticas como yoga, taichichuan y chikung.
Un pomelo exprimido cada mañana, es una excelente opción alcalina |
Recupera tu sonrisa: una hermosa costumbre, sanadora y gratificante es sonreír a menudo, porque aumenta la producción de endorfinas, mejorando la asimilación de los estímulos externos. La sonrisa desintoxica, regula la presión arterial, estimula el pensamiento positivo y además relaja el ambiente que nos rodea, reduciendo las tensiones y el malhumor. Las personas más inteligentes son quienes tienen la capacidad de reírse de sí mismos.
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